Como una piel de aceituna,
Atravesada por un puñal de madera,
Así se sienten mis ojos,
Cuanto tus ojos “oliva” se adentran…
Gira entonces el tiempo,
Se despista el espacio,
Hace recados torpes,
Que le piden los astros…
Me siento en el lugar común de todos los días,
Soy un multiplicador de golosina y aventura,
Pero nada sucede después,
Y tus labios son objetos pseudo utópicos que nunca he besado…
Acontece que no hay razón que me tercie,
Ni gobierno que me dicte,
La constitución de tu cuerpo,
Soy la dictadura en tu anarquía…
Viva tu dios y tu patria,
Tu dios sin pecado,
Tu nación sin bandera,
Tus ojos sin dueño…
Me deslizo por los laberintos de tu oscuridad,
Me desvelo en ocasiones,
Dejo tendido acaso todo mi ser,
Por la distorsión de las cosas desnudas que esparces al aire…
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