Navideño sin arbolito ni dios, me arrimo a la voluntad de todos a lucir estar perfectos, pero las sombras son aún mas claras, los pobres son más pobres y los ricos son más ricos, no nos podemos sentir estafados, ya la imprenta del capitalismo estaba impresa, tal vez no supimos leer entre líneas.
Cada día nos siguen vendiendo, tenemos códigos de barras en la nuca, somos el ganado oportuno, los productos con alma que los especuladores sacan a subasta, que la misma cosa nos espera para el año que viene, pero es que la pobreza nos sacudirá un año tras otro.
Los que nos sumieron en la deuda no les espera una cena fría con mazapanes caducados, ocupan los puestos del gobierno, como si conseguir mortificar a miles de mortales tuviera que ser premiado, son ellos los que nos conceden o nos suprimen los sueldos, los que nos hipotecan la razón, porque supuestamente son los que saben de las cuentas, pero hace mucho tiempo que no les salen.
Nos desean feliz navidad, nos invitan a seguir consumiendo, mientras consumen nuestras santas paciencias Jobenianas, se harán regalos por estas horas, recogerá la señora del hogar pobre mil eurista (si llega), la cestita, o los sobres debajo de la mesa, los maletines, los derroches, seguirán pululando los favores, la dedocracia a elegir alcaldesas por imperativo marital, que largo se hará Diciembre, aún mas dura la cuesta de Enero, que según para quién será mas dura y calculo que unos cuantos harán su Agosto, los que viven siempre en el mes veraniego, los señores del Business, los ladrones, los especuladores, los diestros dispensadores de verbo enlatado.
Al cabo saldremos al paso, no serán esos seres encorbatados de rancia hipocresía conservadora, si es por ellos el pueblo siempre andaría muerto de hambre, sin juicio, sin capacidad critica, pero algo quizá aunque me pese han conseguido, han quebrado la queja del obrero, nos han hecho pensar que no existen, nos han querido borrar nuestra propia identidad de clase, ahora hay mas clases, pero aún no se han asentado las bases, el parado es una clase social más, excluida, boquiabierta ante las exigencias imperantes de preparación universitaria y de idiomas, que con carrera y nivel alto de inglés hace colas ahora mas frías que nunca en las oficinas del paro… ¿Feliz Navidad?.
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viernes, 23 de diciembre de 2011
martes, 20 de diciembre de 2011
SABEMOS:
Sabemos los nombres y apellidos de los ladrones, conocemos los deudores que nos han dejado en ruinas y estamos condenados a pagar sus miserias de avaricias desbocadas, peor aún nos silenciamos entre nosotros mismos, porque entre tanta tiniebla no alcanzamos a ver lo claro.
Sabemos los paraísos que se siguen construyendo, mientras nos preparan un calido invierno entre compras de hambre, conocemos los propios delitos del tiempo, que nos conjuraron a creer en el todo o nada de “Europa” sin constitución que la gobierne.
Sabemos del delito de ser pobre, del soborno del banquero al embaucador de verbo enlatado, conocemos de los desmanes del disparate, quien se hace trajes a la medida de nuestro desconcierto.
Sabemos quienes fueron los culpables, como sabemos que nos hacen ser comparsa, testigos mudos, juez y parte sin tribunal, y seguimos sin capacidad de encontrar la absolución a aquellos que ya nos condenan.
Sabemos porque ya no somos ingenuos, quienes cercenan nuestros sueños a plazo fijo de deudas, conocemos el precio que debemos pagar por ser rebaño nada más, y además estupefactos contemplamos atónitos, como juegan con nuestro trabajo.
Sabemos ya las mentiras del cheque en blanco del capitalismo, conocemos lo siniestro de la ideología del mercado, pero andamos comprando a estas alturas de los fines del drama, nuestra felicidad empaquetada, conocemos todo, hasta detalles de cuentas que lastran el futuro de generaciones enteras.
No sabemos acaso como dar voz a nuestros gritos, porque hace mucho tiempo que hemos dejado que otros hablen por nosotros, no conocemos la formula de ponernos de acuerdo y espantar a esos viejos fantasmas de bolsillo engordado, ellos que hablan de crisis, que confabulan con las monedas que se timbran con el sudor del obrero, jugando ociosos con los ahorros de tantos meses, esos que no necesitan, esos que si han sabido espantar nuestros sueños.
Sabemos los paraísos que se siguen construyendo, mientras nos preparan un calido invierno entre compras de hambre, conocemos los propios delitos del tiempo, que nos conjuraron a creer en el todo o nada de “Europa” sin constitución que la gobierne.
Sabemos del delito de ser pobre, del soborno del banquero al embaucador de verbo enlatado, conocemos de los desmanes del disparate, quien se hace trajes a la medida de nuestro desconcierto.
Sabemos quienes fueron los culpables, como sabemos que nos hacen ser comparsa, testigos mudos, juez y parte sin tribunal, y seguimos sin capacidad de encontrar la absolución a aquellos que ya nos condenan.
Sabemos porque ya no somos ingenuos, quienes cercenan nuestros sueños a plazo fijo de deudas, conocemos el precio que debemos pagar por ser rebaño nada más, y además estupefactos contemplamos atónitos, como juegan con nuestro trabajo.
Sabemos ya las mentiras del cheque en blanco del capitalismo, conocemos lo siniestro de la ideología del mercado, pero andamos comprando a estas alturas de los fines del drama, nuestra felicidad empaquetada, conocemos todo, hasta detalles de cuentas que lastran el futuro de generaciones enteras.
No sabemos acaso como dar voz a nuestros gritos, porque hace mucho tiempo que hemos dejado que otros hablen por nosotros, no conocemos la formula de ponernos de acuerdo y espantar a esos viejos fantasmas de bolsillo engordado, ellos que hablan de crisis, que confabulan con las monedas que se timbran con el sudor del obrero, jugando ociosos con los ahorros de tantos meses, esos que no necesitan, esos que si han sabido espantar nuestros sueños.
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